5/3/11

COMO EL VIENTO SOBRE LA BRASA (O LA FLOR DESDE EL LODO)




No importa que la vida se engalane de muerte
Para ir a bailar a la algarabía de los cadáveres,
Y que, ebria de gozo, escupa versos tristes
En la virginidad excitada de tus hojas,
Pues también la muerte se vive y, cual pestíferas larvas,
Podéis, todavía, hacer vibrar la vida allá en la remembranza,
Allá, en el santuario prístino de tus recordaciones,
En el dominio recóndito de tus alegrías,
Que es, las veces, un refulgente destello onírico
En las amargas horas que diurnas asesinan al sol.


Como toda flor que florece en el estío,
Y mana perfumes, aún, en los gélidos inviernos
Desprende de si, como fulgor de su esencia,
Nuevas flores que de perfume impregnan desconocidos campos:
El perfume es de la madre una enseñanza
Y del padre una potencia indefinible, perpetua…
¿en que te has convertido, niña cubierta de pétalos?
¿A dónde van las caricias que no has dado?
¿en que ancestral caverna deambulan tus muertos
besándote con soplos de nuevos poemas?


Yo, que te observaba entre los ramajes escondido,
A veces desapreciando, cual los sicarios de Eros,
Mi propia labor de centinela de un turbulento duelo,
Con ojos cerrados pasando te vi, tan inocente y bella,
Estirando los brazos al mas allá, rozando con inefable amor
Aquello que, como a Perséfone, te fue arrebatado.
¿donde vas, que buscas damisela sin renuncias?
¿porque buscan tus manos lo inmaterial e incorpóreo?
eres, en la grandeza de tu errabunda candidez,
la sagrada purificación del sacrificio hermoso.



Y te miré, con embrujado semblante de gárgola,
Y en tu lágrima abundante hallé un lamento,
Y en tus horas de insomnio palpé un misterio,
Y en tus palabras atisbe la melodía de la existencia:
Pues ya eres el capricho de los dioses que adoran la belleza,
La virtud que sueñan los valerosos antes del combate,
Y la canción que suena sublimando toda vida.
si desde el averno escapaste sin favores, y al cielo
tantas veces fuiste a amar lo que en tu fe es sagrado, ya eres,
desde la carne y el alma, la hembra, la hija y la madre perfecta.


CEMENTO.-

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