Un adiós contundente y desesperanzador que lanzas por mi ventana cada noche, se convierte en un te necesito que me llena de alegría cada mañana.
Un laberinto con dos salidas en el que la vida me ha introducido, una de ellas a medio cerrar, la otra a medio abrir y yo en el centro sin hallar el camino que debo seguir...
Una estrella en el centro de lo que pudiera ser mi universo, marca el norte de mi azimut hacia el sur, pero mi nave se halla encallada en un banco de tiempo con las velas recogidas, a la espera de que suba la marea y un viento favorable la eche andar.
Un recodo de noventa grados en la vereda, me desvía de mi objetivo... Giro inesperado del destino, que me ha arrojado violentamente a tus alas, sin la certeza de que en ellas podré alzar el vuelo.
Un laberinto con dos salidas en el que la vida me ha introducido, una de ellas a medio cerrar, la otra a medio abrir y yo en el centro sin hallar el camino que debo seguir...
Una estrella en el centro de lo que pudiera ser mi universo, marca el norte de mi azimut hacia el sur, pero mi nave se halla encallada en un banco de tiempo con las velas recogidas, a la espera de que suba la marea y un viento favorable la eche andar.
Un recodo de noventa grados en la vereda, me desvía de mi objetivo... Giro inesperado del destino, que me ha arrojado violentamente a tus alas, sin la certeza de que en ellas podré alzar el vuelo.
Te quiero